INTRODUCCION
Nota preliminar
En algún momento todo autor que se precia de serlo, toma la decisión definitivamente de escribir por el resto de su vida. Por lo común lo hace a solas, en secreto, durante el proceso creativo de un trabajo especial en el que vuelca lo mejor de sí mismo.
En mi caso ocurrió mientras escribía la historia de Sheccid.
Fue un instante en el que todas mis energías convergieron en el mismo anhelo, como cuando se logra de forma repentina el enfoque de un enorme telescopio.
Puse en este libro demasiado de mí. A la larga, me dio grandes satisfacciones: Juan Rulfo escribió de él con su puño y letra “es un honor para mí avalar la gran calidad de esta obra”, y los jurados del Premio nacional de la juventud en literatura, y del Premio nacional de las mentes creativas, lo consideraron digno de ganar el primer lugar. Siempre vi, sin embargo, este libro como un trabajo íntimo. Por eso cuando tuve que hacerlo público preferí condensarlo, quitarle la esencia personal y darle un enfoque de superación.
La fuerza de Sheccid fue la versión resumida; vendió casi un millón de ejemplares y se convirtió en un libro de lectura sugerida en miles de escuelas secundarias y preparatorias. No obstante, opte por guardar para mi familia y amigos más cercanos el libro original.
Ahora las cosas han cambiado. Me he dado cuenta que haga lo que haga, se mantienen inamovibles tanto la mala actitud de mis colegas escritores cuando la fidelidad y nobleza de muchos de mis lectores. Eso me permite el privilegio de mostrarme como soy.
Marco temporal
Los ojos de mi princesa, se desarrolla dentro de un tejido ideológico y social único:
Iniciaba el año 1978 en la ciudad de México. Gobernaba José López portillo y era un tiempo de grandes controversias políticas en el mundo. La guerra fría estaba en su apogeo. El presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter y su homólogo ruso Breznev, acababan de firmar el acuerdo para limitar el uso de armas nucleares. El muro de Berlín permanecía erguido y más vigente que nunca. La gimnasta rumana Nadia Comanecci de 14 años se había convertido en un ídolo de la juventud. Los éxitos de cine eran Rocky, La guerra de las galaxias y Fiebre de sábado por la noche. John Travolta, causaba gran controversia por lo atrevido de sus movimientos en el baile. La música “disco” se estaba poniendo de moda con la misma velocidad vertiginosa con la que surgieron los pantalones acampanados y las camisas floreadas. Los jóvenes escuchábamos una estación de radio en A.M. llamada “la pantera”. Los televisores tenían una perilla redonda con 13 canales y una U. No existía ningún caso reconocido de sida en el mundo. El internet era tema descabellado de ciencia ficción y aunque no se había inventado computadoras. Controles remotos, teléfonos celulares, compac discs, vhs, cámaras de video, calculadoras ni relojes digitales, la difusión ilegal de la pornografía y de la droga iniciaban su enorme expansión entre los estudiantes.
Promisión
Los valores e ideas que reflejan los personajes de esta historia, son atemporales –funcionaban antes y funcionarían ahora-; y tanto. Quienes vivieron aquella época como los jóvenes de hoy podrán apreciar ideas y retomar principios que enriquecerán su presente de forma significativa.
Gracias, lector amigo por interesarte en leer este trabajo. Después de caminar tanto tiempo por mismos senderos. Me embarga una gran alegría al pensar que es buen momento para disfrutarlo juntos.
Carlos Cuauhtémoc Sánchez
Más información para el primer capitulo.